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Hacia el espacio
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Hacia el espacio

quince crónicas sobre el nacimiento del nuevo orden y la revolución galáctica de Marel Alfaro Zúniga

Los seres humanos estamos en una búsqueda constante de mejorar, de tener esperanza en un futuro sin los problemas que conocemos. Ya en el ensayo del filósofo Tomás Moro «Utopía» de 1516, se dio nombre a ese mundo imaginario donde las dificultades que vive la sociedad no existen. De igual forma, la palabra “distopía” fue utilizada por primera vez en 1868 por John Stuart Mill. Ahora, centuria y media, dos guerras mundiales e incontables avances tecnológicos después, el arte de la distopía se acerca cada vez más a ser un tipo de profecía. 

En el campo literario, las ficciones utópicas o distópicas suelen proyectar estructuras sociales y políticas del futuro. La ficción utópica designa un mundo ideal donde todo es perfecto. Por el contrario, la distópica se proyecta como un escenario negativo o de sufrimiento. La distopía, o anti-utopía, presenta el lado oscuro de ese mundo utópico. En los mundos distópicos, aunque hubiera felicidad, solo sería perdiendo otras cosas en contrapartida: la libertad, la familia, el amor, la ilusión, el placer… Los escritores de distopía se apoyan en los miedos que existen hacia el futuro para imaginar esos nuevos mundos.

Según el escritor y ensayista costarricense Oscar Gerardo Alvarado Vega, la literatura de ciencia ficción, a la par de los avances científicos [...], expresa los deseos del ser humano, sus temores en relación con estos avances, lo mismo que su visión en torno a estos. El pensamiento de lo inmediato no se pierde, pues tiene vigencia aún en esa perspectiva de lo futuro.

A pesar de que en Centroamérica existe evidencia de ciencia ficción escrita desde finales del siglo XIX, hay muy pocos documentos que hablen sobre el tema, referencias bibliográficas, así como una crítica desde el ambiente académico. Encontramos los primeros escritores de ciencia ficción de la región en los años 1896-1951 cuya formación humanista pesaba más que la tecnocientífica. Por ello, las primeras narraciones futuristas los asuntos políticos desplazaban a un segundo plano los temas científicos y tecnológicos como en el caso de la novela A vista de pájaro del escritor guatemalteco Francisco Lainfiesta publicada en 1879.

Para el escritor e historiador costarricense Iván Molina Jiménez, tal tendencia fue resultado de la influencia de Estados Unidos que mientras atraía a los intelectuales por su democracia y por un estilo de vida desarrollado en sus ciudades, también los repelía por su imperialismo económico y cultural como por sus intervenciones directas en Nicaragua y Panamá. Así, los autores desde perspectivas distópicas y utópicas crearon temáticas que resolvieran el contexto en el cual se encontraban sumergidos. Ejemplo de ello es la obra El problema, considerada como la primera novela futurista en Centroamérica publicada en Costa Rica en 1899 por el escritor guatemalteco Máximo Soto Hall, y una de las primeras en incursionar en el futurismo político.

Si bien es cierto que el panorama de la ciencia ficción literaria centroamericana es casi un lienzo en blanco, existen algunos escritores y escritoras que aportan excelentes indicios que vaticinan una vigorosa ciencia ficción del istmo centroamericano, siendo Costa Rica y el Salvador los que cuentan con un mayor índice de publicaciones de narrativas futuristas. De este indómito panorama literario, podemos mencionar a algunos nombres: de Costa Rica, Laura Quijano Vincenzi, Alberto Ortiz, Manuel Delgado o Iván Molina Jiménez. De El Salvador, Álvaro Menén Desleal (seudónimo de Álvaro Menéndez Leal), Hugo Lindo, José María Méndez Calderón y Rodolfo Serrano Jorge Galán. De Guatemala, Rafael Arévalo Martínez, Cristina Camacho Fahsen, Carlos René García Escobar, Francisco Javier Aguirre Batres, Rodrigo Rey Rosa, Julio Calvo Drago, Estuardo Prado y Javier Payeras. De Nicaragua, Franz Galich, autor de origen guatemalteco que desarrolló su oficio en Nicaragua, Gioconda Belli así como los pininos en la ciencia ficción del poeta Rubén Darío. Y de Honduras, Óscar Acosta y Orlando Enríquez.

Y heredera de este legado literario, caracterizado por la exposición de una modernidad tecnológica llevada al extremo, en Honduras brilla con luz propia la nueva generación de narradores de ciencia ficción de Centroamérica. El nuevo despertar de la ciencia ficción centroamericana tiene nombre y apellidos: Marel Alfaro Zúniga y su obra Hacia el espacio, quince crónicas sobre el nacimiento del nuevo orden y la revolución galáctica.

Hacia el espacio es un conjunto de 15 crónicas sobre el nuevo orden y la revolución galáctica. En estas crónicas, Marel nos transporta decenios en el futuro, cuando los humanos que han superado su propia naturaleza autodestructiva y han podido colonizar varios planetas, han hecho habitables los planetas de la galaxia. Estas crónicas están narradas desde el punto de vista de un ágil cronista espacial que vive cada uno de los momentos históricos del nuevo orden. Es testigo de los terraformadores o de la conformación de la Confederación Galáctica. Un nuevo orden estructurado bajo esta Confederación Galáctica, conformada a su vez por las tres Federaciones humanas con mayor bagaje y peso político en el universo: Natoh, Struo y Trahere. También asistimos admirados a las transformaciones genéticas de los seres humanos a lo largo de las décadas, hasta desprenderse de su propia naturaleza y quedar sólo el recuerdo de los primeros humanos.

Marel Alfaro divide su obra en dos partes. La primera titulada El Nuevo Orden y en la que incluyen las crónicas: En el fin de nuestros tiempos, Alunizaje, Terraformadores, Kepler, El nuevo orden, Deusas, Cerebro universal, Natoh, Struo y Trahere, La rueda universal y Viajes interestelares.

Tras un Intermedio, que ofrece detalles esclarecedores de la evolución de un nuevo ser humano, da inicio la segunda parte titulada Vientos de cambio. En esta se incluyen las crónicas Más allá de la Vía Láctea, Alumbramiento, Minos, Metamorfosis y Nacimiento. Hacia el espacio finaliza con el relato Némesis, cuyo desenlace tensiona la narración a un límite insospechado, estableciendo una línea argumental hacia nuevas crónicas que ojalá lleguen en un futuro próximo. El mismo autor afirma que Hacia el espacio es la punta de lanza o la génesis de otras tres novelas que pretende crear en el futuro y así se pueda comprender todo lo que va a acontecer posteriormente. El autor incluye también un acertado glosario de máquinas, naves y otros conceptos aplicados.

Marel, con su obra Hacia el espacio, nos narra el inevitable destino de nuestra especie como consecuencia directa del despotismo y sobreexplotación de la actual sociedad sobre el planeta que nos vio nacer. No obstante, también nos sumerge en la próxima era de la humanidad y, por ende, entorno a su anhelo más deseado: la conquista del universo y sus leyes. Marel es una suerte de un cronista del futuro que, con una ágil narrativa asentada en frecuentes analepsis, nos dibuja un mundo que comienza, distópicamente, «en el fin de nuestros tiempos», en los primeros meses del año 2,666. En este universo desesperanzador, narrado con un lenguaje espacialmente aséptico, casi androide, hay chispazos de esperanza: la rebelión de las castas esclavizadas y el surgimiento de una nueva generación que, gracias a la ciencia, descubre la solidaridad como clave para crear mundos más habitables.

Las crónicas de «Hacia el espacio» están ligadas al desarrollo científico, genético y tecnológico de los seres humanos que durante siglos viajaron y colonizaron la galaxia. Como en toda buena ciencia ficción, las historias develan problemas actuales, los analizan y muchas veces los critican. Las crónicas de Marel Alfaro Zuniga analizan y cuestionan el proceso de evolución de los seres humanos, e intentan responder a las preguntas de hacia dónde va la humanidad, el destino o los límites de los seres humanos.

Decía el escritor ruso-estadounidense Isaac Asimov en uno de sus ensayos que no hay buena ciencia ficción sin buena ciencia. La narrativa de Marel Alfaro profundiza su estilo de cronista en la concepción de cómo ocurrió el nuevo orden y se produjo la Revolución Galáctica con un complejo proceso de documentación científica patentizado en cifras, cálculos y teorías físicas que plantea. Por eso, estas crónicas del futuro transpiran las autenticidad y veracidad que caracteriza a la intensa literatura de ciencia ficción, especialmente al subgénero distópico que nos zambulle en un mundo futurista, para proponer una visión altamente pesimista de la sociedad que se puede desarrollar conforme irá avanzando el progreso tecnológico.

Cristián Londoño, escritor de ciencia ficción ecuatoriano en cuyo texto de apertura de la obra de Marel, titulado Crónica de un futuro cierto, menciona que la obra del escritor hondureño se aleja totalmente del provincialismo centroamericano, y de la realidad social de su país. Sin embargo, en la obra Hacia el espacio se apropia del mito generalizado de las narrativas distópicas en el que el mundo en el que los personajes sufren de una tecnología omnipresente y omnipotente a manos de tecnócratas que, muchas veces, se mantienen a distancia de la población. Por ello podemos decir que la obra Hacia el espacio no presenta una visión ingenua de la función de ese mito en la medida en que producen un discurso extendido sobre la historia y el futuro de Centroamérica. El uso del mito es también la oportunidad de interrogarse sobre las vías que Centroamérica puede utilizar para encontrar su lugar en la modernidad y deshacerse de la violencia. En palabras del propio autor, el afirma que cuenta, tras la hecatombe de nuestro mundo, el desarrollo de 500 años en la conformación del imperio galáctico, basada en proyecciones dentro de lo que se ha vivido como sociedad hondureña dentro de los golpes de Estado, dentro de las revoluciones que no se han dado en el país. Y algunas de las crónicas patentizan una temática social acorde a la realidad actual de la región centroamericana tales como los vicios de autodestrucción de la humanidad, la esclavitud, la explotación sexual y la inequidad de género.

Y junto al nombre de Cristián Londoño Proaño, las crónicas de Marel Alfaro transitan asociadas a otros nombres como Jon Polanco, cuyos elementos gráficos complementan la trama narrativa, la escritora hondureña María Eugenia Ramos a cargo de la edición, Emely Dayana Gómez, responsable del proceso de pre-venta y Laura Emilia Vásquez Gaitán, responsable de la validación narrativa.

Marel Alfaro plantea un escenario de ficción post apocalíptico habitado por seres humanos modificados, asentamientos de humanos en colonias del mundo exterior, alimentos sintetizados, seres de biointeligencia artificial y un cerebro universal  a modo de red neuronal creada por el Nuevo Orden para viabilizar todos los procesos ligados a la transferencia y uso de datos, capaz de interconectar toda la Confederación Galáctica a partir de todos y cada uno de los puntos de acceso y puntos libres existentes. Curiosamente en las narrativas de ciencia ficción y en los estados distópicos del futuro, el control social suele ser el predominante; un control ejercido por las instituciones, como iglesias, escuelas, ministerios, policía o megacorporaciones capitalistas. Se regula y manipula el pensamiento, la imaginación, la creatividad y el comportamiento social e individual, ofreciendo a los individuos un rango muy limitado de formas de expresión o modos de vida alternativos. Desde la generalización de teléfonos inteligentes y la venta gratuita de nuestras informaciones personales y de consumo a grandes empresas, las distopías se han adaptado y nos previenen de lo que podría ser el mundo si esas empresas fueran controladas por un gobierno totalitario.

En Hacia el espacio, Marel Alfaro deja muchas líneas narrativas abiertas y por los elementos que ya se plantean en esta novela, nos hace pensar que, en las próximas crónicas, el tono optimista que el autor trasmite en estas primeras se va a ir tornando cada vez más oscuro, ahondando en un mundo fracturado entre los creadores de un sistema hiper tecnológico e hiperconectado, y las víctimas esenciales de este sistema. En palabras de Marel, la literatura es la forma más sutil de viajar, de expresar un universo de múltiples e infinitas probabilidades. Y la ficción científica, es, para la literatura, lo maravillosamente racional que puede resultar ese viaje.

Para nosotros, como lectores, estamos seguros de que seremos esas víctimas esenciales del universo de ficción que maquiavélicamente Marel Alfaro está creando con su buen hacer de cronista del futuro.


Marel Alfaro Zúniga escribió y autopublicó Hacia el espacio, quince crónicas sobre el nacimiento del nuevo orden y la revolución galáctica en 2020.

Marel Alfaro Zúniga nació en 1989. Es docente, bloguero, dibujante de tiempo libre, ilustrador, editor y escritor hondureño. Es graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula, es fundador de El Yolyo Maya, blog de poesía empírica y narrativa libre y de Pársec, Revista Multicultural Juvenil. Marel ha obtenido el quinto lugar en el Concurso Latinoamericano de Micro Ficciones en el año 2012.

Breviario de lo irreverente es la segunda obra de este joven autor publicada en 2023. Esta es una pequeña antología personal compuesto por ochenta microficciones, entre hiperbrevedades, microbrevedades, brevedades y micropoemas, ordenados cronológicamente según sus fechas de publicación en diferentes medios digitales. Marel Alfaro Zúniga es un escritor inspirado por el ronroneo gatuno y comparte vida con Pelusa, Eru, Monet, Osita, Pelusa Junior, Polly, Tolki y Nymeria asi como Bilbo y Pascal, que viven acurrucados en su memoria.


Fuentes consultadas:

  • Alfaro Zúniga, Marel. Hacia el espacio, quince crónicas sobre el nacimiento del nuevo orden y la revolución galáctica. El Progreso: [el autor], 2020. ISBN: 978-9997904958.

  • Alfaro Zúniga, Marel (2017). La saturación de la poesía tras el despertar político. En: Contracorriente (8 de abril). Recuperado de: enlace

  • Pinto, Kevin (2020). Marel Alfaro, el hondureño que cumplió su sueño de niño: publicar su primer libro. En: Tiempo (14 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Londoño Proaño, Cristán (2017). Crónicas de un futuro cierto. En: El Yolyo maya (6 de enero). Recuperado de: enlace

  • Conversatorio: la magia de la creatividad en la escritura (2022). En: CRAI Unitec (6 de enero). Recuperado de: enlace

  • Boyer, Emilie (2020). Una mirada hacia el futuro : utopías y distopías de Centroamérica. En: América: el relato de un continente (14). Recuperado de: enlace

  • Vásquez Araya, Carolina (2021). Una sociedad distópica. En: Prensa libre (20 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Utopías y distopías de Centroamérica Cuenta que pasa de Nicaragua a exiliarse en Costa Rica (2019). En: WMagazín (17 de mayo). Recuperado de: enlace

  • Nicaragua: la distopía centroamericana (2021). En: Studens for Liberty (26 de octubre). Recuperado de: enlace

  • Guerrero Valenzuela, Marilinda (2021). La ciencia ficción, Latinoamérica y Guatemala (II). En: La Gazeta (3 de marzo). Recuperado de: enlace

  • Guerrero Valenzuela, Marilinda (2021). La ciencia ficción, Latinoamérica y Guatemala (I). En: La Gazeta (29 de enero). Recuperado de: enlace

  • Arias, David Díaz. Ciencia ficción en América Central (1952-2020) (2022) En Historia de la ciencia ficción latinoamericana Nii: Desde la modernidad hasta la posmodernidad, pp. 33-72. Recuperado de: enlace

  • Centralamerica (2021). En: SFE the Encyclopedia of Science Fiction (13 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Julio Verne fue una época: literatura de ciencia ficción centroamericana en el siglo XIX (2018). En: El Pulso (19 de diciembre). Recuperado de: enlace

  • Cárcamo, Josué Daniel (2020). Marel Alfaro y su obra de ficción “Hacia el espacio”. En: La Prensa (17 de octubre). Recuperado de: enlace

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